La piratería musical, contra la duplicación de CDs y DVDs ilegal

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La piratería musical

 

España es uno de los países del mundo donde más se piratea, por desgracia, tras Bulgaria, Argentina, China o Rusia.En 2014 se accedió ilegalmente nada menos que a 4.455 millones de contenidos digitales, generando unas pérdidas de  1.700 millones de euros para la industria (esta cantidad hubiese posibilitado la creación de más de 29.000 empleos). Es curioso este dato, entre otros muchos aportados por el elaborado informe del Observatorio de la piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales, que presentó en marzo la Coalición de Creadores.

¿Qué está pasando?

Pues que, a pesar de la lucha contra la piratería, las copias y las descargas ilegales son cada vez más, gracias a la facilidad para hacerlo. De hecho, dice el citado informe cosas como éstas:

  • El 87,94% de los contenidos culturales consumidos online en España en 2014 fueron ilegales —en 2013 fue del 84%—
  • La mayoría de los usuarios piratas (7 de cada 10) usaron buscadores para acceder a las páginas de contenidos, especialmente Google.
  • El 61 % dice no pagar por un contenido si puede acceder sin coste
  • Se prefiere contratar un servicio de ancho de banda, más que nada para realizar acceso a contenidos.
  • Casi el 40 % ha tenido que registrarse en la web de descargas para acceder a los contenidos
  • De los contenidos pirateados, el 36 % son películas, el 26 % series, el 21 % es música y el 10% videojuegos.
  • La venta de música ha subido, pero las copias ilegales han doblado esa cantidad.
  • Para colmo, las operadoras y otras industrias españolas insertan su publicidad en las páginas web ilegales; el 71% de los sitios piratas se financian con anuncios.

Con estos datos, está claro que la batalla de la industria cultural en España anda perdida, además de la lucha contra el 21% de IVA cultural y la crisis económica; la piratería es su enemigo público número uno, ciertamente.

¿Qué dice el gobierno?

Quizás la nueva Ley de Propiedad Intelectual (LPI), que entró en vigor en enero asuste a algunos, pues impone de hasta 600.000 euros para las páginas incriminadas, y condenas como 6 años de cárcel (la Audiencia Nacional la  impuso hace dos meses a dos responsables de YouKioske, una web que colgaba revistas y periódicos europeos de forma ilegal).

Según el propio Gobierno, sí que la lucha es efectiva, pero que la falta de operatividad de los organismos creados para combatirla se debía a factores externos, como que apenas se habían denuncias desde la aprobación de la reforma de la Ley…

Antonio Guisasola, presidente de Promusicae y de la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, manifestó en una medio: “si no tienen todas las denuncias que querrían tienen que preguntarse por qué”. Ese porqué, según él, estaría en que la eficacia que está teniendo la ley de Propiedad Intelectual es más que discutible, puesto que apenas se ha conseguido cerrar webs de descarga ilegal, a pesar de que ese es el objetivo de la Ley. Podéis leer aquí todas las opiniones de los representantes de autores; vale la pena para entender su desconfianza hacia esta medida.

Así mismo, en el artículo Qué cosas prohíbe la nueva Ley de Propiedad Intelectual publicado en Computer Hoy.com viene detallada cada una de los apartados. Por ejemplo:

  • Se limita la copia privada, quedando reducida al uso privado sin fin comercial en soportes físicos en CD y DVD, y grabaciones de radio y televisión
  • Enlazar a contenido ilegal, aunque no sea propio, es delito.
  • Se multará a anunciantes de publicidad en tales páginas, así como a las empresas de pago electrónico que facilitan algún servicio relacionado con las descargas ilegales.
  • No se puede crear una web con enlaces a música o películas protegidas por copyright, aunque dicho contenido no esté alojado en la web y no se sepa lo que contienen los enlaces.

Por otra parte, el Gobierno pretende obligar a los agregadores de contenido (tipo Google News) a pagar a los que escriben las noticias). Es lo que ya se conoce con el nombre de Tasa Google y que, desde entonces, ha generado mucho que hablar. Más que nunca, la polémica está servida.